Administrando efectivamente

por Aldo N. Broda

Así como los pintores usan sus pinceles y sus pinturas para crear un cuadro, los administradores, cual artistas, convierten sus números y cuentas en figuras con las que logran a través de sus cálculos y resultados la expresión de su capacidad administrativa. Sus informes, sus planeamientos, sus programas de trabajo y desarrollo, todo cuanto pasa por sus manos es manejado con capacidad artística para crear y desarrollar el propósito de la empresa. La administración se afianza a través de la naturaleza humana del administrador en acción.

A través de los años aprendemos que muchas veces el éxito de la empresa se logra gracias al buen administrador que la dirige. Hombres y mujeres que han sabido interpretar correctamente el rol que la sociedad les demanda y actúan en forma eficiente y responsable, logrando el cumplimiento de los objetivos que la empresa desea alcanzar.

Cuando el administrador se identifica plenamente con la empresa, se erige en educador, orientando y capacitando a su personal y aprovechando a cada empleado según su capacidad para lograr que brinde cada día más y mejor servicio a la empresa que lo tiene contratado. Humaniza a la empresa y la saca del ámbito del materialismo para hacerla cumplir una función social. Un buen administrador debe conocer el “derecho del personal”:

1. A ser tratado como un individuo y respetado como persona.

2. A tener voz en sus propios asuntos, incluyendo su derecho a contribuir con lo mejor de sus conocimientos para la solución de los problemas comunes.

3. A gozar de un reconocimiento por su contribución a la causa común de la empresa.

4. A desarrollar y hacer uso de sus mejores capacidades para beneficio de la organización.

5. A gozar como todo ser humano de equidad y justicia en sus relaciones con los superiores.


Cuando el administrador logra esta identificación plena entre empresa, objetivos y personal, alcanzará los mejores éxitos pues se verá apoyado por aquellos con quienes comparte la tarea todos los días. Luego vendrá el capital económico y sus intereses. Muchos dirán “No, es al revés, primero es el capital económico, luego todo lo demás. ¿La gente? La gente no nos interesa, la conseguimos fácilmente. Cuanto más baja sea nuestra remuneración al capital humano estaremos en mejores condiciones de competir y de reconocer intereses más elevados a los préstamos del capital económico”. Esta es la forma de pensar de quienes con deseos de usura menosprecian la necesidad y el bienestar de su capital humano.

Se requiere de los administradores que no sólo sean hábiles en el manejo de los asuntos contable-administrativos, sino que también humanicen su forma de trabajo para que la empresa pueda cumplir su función social en el mundo en el que nos movemos. Que deje de ser solo un ente mercantil para convertirse en un ámbito de trabajo y progreso para los seres humanos que la integran.

La organización que se preocupa en utilizar el poder creador de sus empleados encontrará soluciones factibles a sus problemas. Hallará nuevas y mejores maneras de llevar a cabo sus tareas. La productividad de la organización se verá aumentada como resultado de ella.


Principios cristianos de administración
Cada iglesia y/u organismo del cuerpo de Cristo es una empresa y cuando la administramos como obra del Señor, los principios que deben regir nuestra gestión difieren de los que corresponden a una empresa secular. No estamos diciendo que renunciamos a los principios básicos de la administración empresarial, al contrario, ellos deben ser respetados si queremos tener éxito en nuestros negocios. Tampoco creemos que por ser una empresa con carácter misionero, debemos confiar solamente en que el “Señor nos ayudará”.

Lo que queremos señalar es que para cumplir con el ministerio que nos proponemos, debemos administrar nuestra empresa como un negocio. En esto no podemos improvisar. Hay leyes matemáticas, y económicas, que no debemos ignorar. Al contrario, sostenemos que toda empresa evangélica, grande o pequeña, debe movilizarse dentro del marco de las leyes que rigen un país.¿Se imaginan una empresa evangélica violando las leyes?
Lo que sí queremos destacar es que, como creyentes, debemos convencernos de que para tener éxito en nuestras empresas, aparte de los principios administrativos de orden general, contamos con la ayuda adicional muy valiosa: la presencia de Dios. Para que ello sea realidad debemos estar seguros de que estamos en su voluntad y de que nuestra empresa ayudará a que la obra de Dios crezca.

Durante todo mi tiempo administrando empresas cristianas, he podido experimentar la importancia de esta presencia y la necesidad de tener en cuenta esa condición extra de que gozamos los creyentes. Cuando no tomaba eso en cuenta, lo notaba en la marcha de los negocios. En este sentido es bueno señalar lo que Myron Rush indica cuando habla de la filosofía bíblica de la administración. Destaca la importancia que el enfoque bíblico tiene y, además, que a los principios seculares deben agregarse los bíblicos.
El administrador cristiano debe diferenciarse del secular. La razón es porque Dios está con él y eso debe verse en la empresa. Cuando pensamos que ser cristiano es solamente participar activamente en la iglesia y no en el mundo, estamos interpretando mal el concepto divino. Dios quiere que seamos fieles tanto en uno como en otro campo y que mostremos al mundo que tenemos algo más que los otros, y eso es Dios con nosotros. “...para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo...” Filipenses 2:15 .
Cuando actuamos únicamente con los principios seculares, las crisis se agravan, solo nos quedan recursos humanos; pero, cuando agregamos los principios bíblicos, las cosas cambian: Dios está con nosotros. Lógicamente para que actúe debemos estar unidos a Él y realizar nuestra administración no solo con nuestra capacidad y conocimientos, sino pidiéndole el auxilio del poder de su Espíritu, recordando que con o sin crisis Dios es el mismo.
Cuando administramos nuestra vida debemos estar seguros de seguir la voluntad de Dios. Si así es, entonces no tengamos ningún temor, pues el resto lo maneja Él. Aunque tengamos que transitar por caminos que nos resulten incomprensibles, siempre llegaremos a buen puerto.


“La administración permite exhibir un fragmento de la creatividad humana... la administración es un arte”

Este artículo ha sido tomado del libro:

Administración -Principios gerenciales para líderes cristianos
por Aldo N. Broda
ISBN 0789909820

Principios básicos que cada líder cristiano necesita conocer para una mejor administración y mayordomía de su vida y de la congregación. Encontrarás experiencias personales del autor que te retarán a un mayor desarrollo y crecimiento de tu congregación. No olvides recomendar Liderazgo MVP