Saber por qué trabajamos hace una gran diferencia en nuestras vidas. Quiero compartir la historia de un periodista que hablaba de tres obreros de la construcción que ponían concreto en un lugar.
—¿Qué estás haciendo?—preguntó al primer trabajador.
—Me estoy ganando un cheque—gruñó. Le hizo la misma pregunta al segundo obrero, quien lo miró por encima del hombro y le dijo: «¿Qué le parece que estoy haciendo? Estoy mezclando concreto».
El tercer trabajador sonreía y silbaba mientras trabajaba.
—¿Qué haces?—le preguntó. Dejó lo que estaba haciendo y con entusiasmo dijo: «Estoy haciendo un hogar para los desamparados». Se limpió las manos y continuó: «Mire, allí estará la cocina. Allá el dormitorio de las mujeres. Allá…»
Los tres estaban haciendo el mismo trabajo. Pero solo el tercero estaba motivado por una visión mayor. El trabajo que hacía cumplía un sueño, y agregaba valor a sus esfuerzos. Cuado sabemos porque trabajamos todo cambia o como dijo Katherine Graham: Amar lo que uno hace y sentir que es de gran importancia- ¿habrá algo que sea más divertido?