¿Que clase de liderazgo ejerzo sobre los jovenes?

Por Gloria Vázquez

Existen varios tipos de liderazgo que ejercemos con los jóvenes. Pero quisiera enfocarme en dos muy importantes.

LIDERAZGO DE AUTORIDAD
Este es muy conocido por todos. Crecemos dentro de nuestras familias conociendo, por lo general, quién es la autoridad en casa. Quien nos dice lo que debemos y no debemos hacer. Quien impone las reglas y vea que las hagamos. Quien regaña cuando no las cumplimos. Quien dicta por donde tenemos que marchar y la forma en la que debemos comportarnos y quien imparte las consecuencias si no seguimos fielmente los estatutos, reglas y disposiciones que se establecieron en el hogar. Es una autoridad paterna, pero es una autoridad de reglas y observaciones. No que sea mala.. sencillamente es una forma.

Yo recuerdo que de chica me pusieron muchas reglas. Se me dijo lo que era bueno y malo. Se me instruyó a elegir bien, a estar conciente de ciertas cosas. Se me preparó para salir con muchachos y hasta cómo empujar a algún vivo si se me acercaba demasiado cuando bailara alguna canción de las “despacitas”. Se me dieron las reglas claras, firmes y directas de cómo tenía que comportarme, a qué hora llegar a casa si salía, si tenía que despertar a mis papás o no después de cierta hora. En fin, reglas y reglas y reglas que aprendí muy bien. Pero en el momento en que no tenía la mirada de mis papás encima, yo hacía lo que quería. Sabía jugar a las reglas muy bien en casa, pero fuera de ella realmente hacía otra cosa.

Después de aceptar al Señor y recibir una invitación a dar mi testimonio en un evento, tuve que sentar a mi mamá y decirle: -- “Tu no sabes lo que yo he hecho, te lo voy a platicar para que no te asustes de lo que vas a escuchar en mi conferencia..” Mi pobre madre casi se va de espaldas. Estaba atónita de escuchar todas las cosas en las que me había metido y que ella no sabía ni se había dado cuenta. Finalmente dijo: -- “¿En qué falle?” “En nada” – Le dije. Simplemente yo hice mis elecciones y decidí así mi vida. Ustedes me dieron una muy buena educación. Las reglas eran buenas, en casa obedecía muy bien. Pero fuera de ella, yo era dueña de mi vida, no tenía temor a nada ni a nadie e hice lo que yo quise. Fue para ella difícil pues estaba segura que yo había entendido la autoridad con la que se había manejado la casa. Desgraciadamente para mi, la autoridad no fue suficiente para convencerme de que estaba haciendo las cosas mal. Pudo más en mi la influencia de otros. Y esto me lleva a la siguiente forma de ejercer un liderazgo.

LIDERAZGO POR INFLUENCIA
¡Esta es la gloria! Si en vez de utilizar reglas, dictámenes, formas, estructuras, etc. utilizáramos la influencia, creo que cambiaría nuestro liderazgo en una forma drástica. Veríamos cambios más rápidos, constantes y firmes en los jóvenes. Si yo puedo influenciar a un joven a no repetir mis propios errores no diciéndole: “No lo hagas, te va a chupar el diablo o te va a cargar la bruja..” y más bien comparto ciertas experiencias influenciando así su forma de ver la vida, la forma en la que la puede vivir mejor. Si mi vida le sirve a otro de ejemplo y puedo influencia el gozo, la paz, la maravilla y la pasión que es vivir para el Señor, creo que no tendríamos que voltearnos de cabeza para hacer que los jóvenes asistieran al grupo. Cuando la gente influye a otro, no necesitas hacer programas especiales, gastar un dineral en traer al MEGA PREDICADOR DEL MOMENTO, no necesitas estar como papá regañón exigiendo, mendigando, pidiendo. La gente automáticamente se involucra porque LE GUSTA estar ahí. Y si ellos están ahí por convicción, entonces serán personas de influencia también. Influenciarán a otros a venir y a vivir lo que ellos viven. No en una forma de dogma, sino por convencimiento propio.

Muchos líderes mandan, dictan, señalan y dirigen. Pero ellos mismos no hacen nada. No van, no se involucran, no dan el ejemplo, no se relacionan y no pueden influenciar a nadie si permanecen alejados dando órdenes y delegando. No es que esté mal, pero definitivamente más que órdenes tenemos que influenciar a otros para que existan cambios contundentes en sus vidas. La influencia tiene que ver con relación. Tenemos que relacionarnos con los jóvenes. La autoridad no necesariamente se relaciona con nadie. Solo manda. Dios es un Dios de relación y nosotros debemos relacionarnos con la gente, amarla, ser empáticos y ser personas que tengan contacto directo con los jóvenes. Esto tiene más peso que si alguien nos manda a hacer algo.

Cuando yo era joven, recuerdo que mi líder de jóvenes nos llevó a un centro comercial a predicarle a la gente. Nos mandó de dos en dos y el mismo nos acompañó compartiendo a las personas, ayudando a un equipo y luego al otro. El nos llevó y lo hizo con nosotros hasta que nos corrieron. Después todos nos juntamos a platicar de nuestras experiencias. Al ver a nuestro propio líder ir con nosotros y poner el ejemplo hasta ser escoltado junto con nosotros por la policía fuera de aquél centro comercial, tuvo una gran influencia en mi vida, más que si sólo nos hubiera dado las instrucciones y él se hubiera quedado a esperarnos. Verlo hacer las cosas a nuestro lado, verlo ministrar a otros y verlo hacer lo que predicaba fue tan impactante para mi, a tal grado que cuando fuimos pastores de jóvenes sabíamos que teníamos que ser personas de influencia más que de autoridad.

Estoy orgullosa de decir que muchos jóvenes me escriben dándome testimonio de cómo sus vidas fueron influenciadas cuando nos vieron hacer, decir, intervenir, predicar o compartir algo. Ellos mismos relatan que esas cosas hicieron cambios rotundos en sus vidas y no dejo de recibir cartas de agradecimiento porque alguien también tomó cierta decisión, alguien se animó a estudiar en un Instituto Bíblico, alguien se atrevió a perseguir su sueño que parecía imposible. Y solamente fue por influencia. No es que me esté dando mis “guayabazos” o que le esté poniendo mucha crema a mis tacos (“como decimos en México”,) pero en realidad puedo observar que fue mucho más efectivo un liderazgo de influencia a uno de autoridad.

Jesús influenció tanto a sus discípulos que el día que Pedro, al igual que Jesús, levantó de los muertos a una persona, lo hizo TAL CUAL VIO A JESUS HACERLO. Eso se llama influencia. No sólo les dio instrucción, lo hizo con el ejemplo. Convivió con ellos, pasó tiempo con ellos y los amó. Para mí, la influencia te dará el éxito que necesitas para ver cambios verdaderos en tus jóvenes. ¡Inténtalo!


especialidadesjuveniles.com

Liderazgo MVP el lugar para todo líder cristiano.