La ley de Atracción (el secreto)

Por Rafael Pérez

Este fin de semana estuve viendo el DVD de la película El Secreto basada en el libro de Rhonda Byrne que trata sobre «la ley de atracción». Una amiga me lo hizo llegar para que le diera mi retroalimentación. Comencé a verlo sin saber de que trataba y sin mucha curiosidad, pero me pareció sumamente interesante, no porque esté de acuerdo con el mensaje que transmite (podemos llegar a «ser» y «tener» todo lo que queramos con tan solo pensarlo) sino porque le vi muchos puntos de coincidencia con muchas de las cosas que se han aparecido en los últimos tiempos (misterios revelados, códigos ocultos, órdenes secretas).

Tiene todos los elementos de las fábulas que cada cierto tiempo levantan algunas hojas: un mensaje secreto que ha permanecido oculto a través de los años y solo las mentes más brillantes del mundo (Jesús, Colón, Beethoven, Tomas Edison, Martin Luther King y como podría quedarse, ¡Leonardo Davinci!) habían tenido acceso a él, y hoy, amigo lector, este gran secreto que le ayudará a solucionar todos sus problemas en un dos por tres está al alcance de sus manos por tan solo unas cuantos dólares, en libro o DVD para los más apresurados.

El video se compone de los testimonios de una veintena de personas (metafísicos, filósofos y escritores) que resolvieron sus problemas ―principalmente de dinero y relaciones― por la vía rápida, solo pensando y visualizando aquellas cosas que querían: carros, casas, parejas y vacaciones fabulosas en islas tropicales. A grandes rasgos, estos tres elementos (dinero, pareja y viajes) son una constante en las obras de este tipo y en ese sentido no se diferencian mucho de los antiguos clarividentes o brujos de pueblo que ofrecían las mismas cosas al leer una taza: veo viajes, veo un hombre grande y alto, veo negocios…

Un detalle interesante, es que muchas de las ideas que propone el secreto son medias verdades y en el fondo parten de algunos principios muy ciertos que reposan en la Biblia desde hace miles de años. Pero como la parte más comercial e interesante es el suspiro (nuestro Dios es un padre bueno que quiere darle buenas cosas a sus hijos) dejan de lado todo el bizcocho (su plan eterno, el cual no comenzó cuando nosotros decidimos «pensar algo», sino que existe desde antes de la fundación del mundo y en cual nosotros no somos los creadores, sino la creación). El error de antes es el mismo error de ahora: la vasija quiere controlar al alfarero. Quieren convertir a Dios en un genio que al frotar la lámpara aparece para hacer cumplir nuestros caprichos o en el muchacho de los mandados que con darle órdenes nos hace las diligencias.


Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a los seres creados antes que al Creador, quien es bendito por siempre. Amén.



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