Algunos se preguntan que tiene que ver el pedir ayuda con las buenas relaciones. La realidad es que mucho. El pedir ayuda no es difícil para mí. Lo que sí, se me hace difícil es quedarme callado. Gracias a esta cualidad me es común tener amigos que me dicen que siempre tengo una respuesta para todo. Créanme no me lo dicen con una sonrisa. Sea preguntado porque a la gente no lo gusta estar con personas que siempre tiene una respuesta. Cuando alguien cree que no necesita ayuda y siempre tiene una respuesta hace que los demás se sientan inferiores. No es que crean que lo sean es lo que sienten que usted le dice al no tomar en cuenta sus opiniones.
Por otro lado cuando escuchamos y pedimos ayuda, las personas se sienten importantes. Quiero que piensen un momento en lo que sucede cuando le pide ayuda a una persona. Tomemos por ejemplo cuando pedimos que nos den una dirección. Estamos pasando por una urbanización y vemos a una persona trabajando en su patio. Le pedimos ayuda y la persona deja todo lo que está haciendo camina hacia nosotros y nos da su mejor esfuerzo. Incluso en ocasiones nos repiten la dirección para estar seguros de que sabemos cómo llegar. Nunca se ha preguntado porque hacemos esto, es simple a todos les gusta saber que pueden ayudar.
Cuando pedimos ayuda hacemos que la otra persona se sienta bien. ¿A quién no le gusta estar en un lugar que los hace sentir bien? Por naturaleza las personas van a los lugares donde pueden ser útiles y se les toma en cuenta. La única manera en la que se enteran de que son útiles es pidiéndoles ayuda y dándoles la oportunidad de servir. Cuando las personas descubren que su vida tiene sentido y que tienen algo de valor que pueden ofrecer a otros desean ofrecerlo. ¿A dónde cree usted que irán a ofrecer lo que tienen? Si, irán al lugar que los toma en cuenta, irán a donde está la persona que les pide ayuda.
Aprender a pedir ayuda será unos de las cualidades más importantes que poseas como líder cristiano. Los líderes cristianos muchas veces utilizamos la fe para cubrir nuestro orgullo. Decimos todo lo puedo en Cristo para no pedir ayuda. Queremos ser los llaneros solitarios y los rambo de la iglesia. Pero recuerda las palabras del Maestro: que ellos sean uno así como Tú y Yo somos uno. Jesús no quería que tú estuvieras solo. El quiso que la iglesia fuera como un cuerpo donde El es la cabeza y todos los demás somos parte de ese cuerpo. Este cuerpo solo se manifiesta cuando cada uno de sus miembros reconoce que necesita del otro.
Los buenos líderes hacen que la gene se sienta parte esencial de las cosas no un complemento -Warren Bennis