Aprender a ponerme en el lugar de las personas ha sido una de las areas que más beneficios ha traído a mi vida. Aunque sé que no es fácil desarrollar esta cualidad vale la pena invertir en desarrollarla. Literalmente he visto como la cantidad de conflictos disminuye a medida que desarrollo esta habilidad. Mateo 18:23 narra la historia de dos deudores, uno de estos carecía de esta cualidad y ¿que recibió a cambio? Debía vivir en la cárcel hasta pagar su deuda.
Si analizamos lo que significa esto comprenderemos que este hombre no podría nunca pagar su deuda. Estaba preso, no podría trabajar. Solo si una persona trabajara en sú lugar mientras el estuviera preso prodría pagar su deuda. Cuando no sabemos ponernos en el lugar del otro siempre estaremos presos en conflictos y en la cárcel de la preocupación. El dilema es que solo una persona con esta cualidad puede sacar a alguien de la prisión del egoísmo.
En una ocasión en el supermercado había una dama con mucha prisa, se había saltado algunos lugares. Muchos se molestaron y pronto entraron en la cárcel. Todos comenzaron a criticarla, peleaban con sus hijos y le gritaban a sus compañeros. ¿Cuantas veces te ha sucedido que el conflicto con otra persona te lleva a crear otros conflictos con otros incluyendo a los de tu familia? Esto se debe a que estuviste en la cárcel del coraje, egoísmo y preocupación.
Pero durante ese momento ocurrió algo. Un anciano vio a la mujer con mucha prisa.Con mucha amabilidad le dijo: dlante debe tener algo muy importante por hacer. Ella dijo: es que mi papa, al que no he visto en 20 años me visitara y quiero estar en casa para cuando llegue. Ella se voltio le pidió disculpa a todos y todos la dejaron pasar. Debo confesar que aun hoy me conmociona esta escena. Ese es el poder de esta habilidad.
La mejor forma de hacer amigos es poniéndonos en su lugar. ¿Cómo te sientes cuando la gente te comprende? ¿Cómo te sentirías si después de tu mejor esfuerzo lo reconocieran en lugar de pasarlo por alto? Creo que te sentirías bien. Estoy seguro que te agradaría pasar un día más con esa persona. Ese es el poder que tiene el ver las cosas desde el punto de vista del otro. Para ser un líder cristiano que la gente quiera debemos practicar el arte de ver las cosas desde el punto de vista del otro. Si lo hacemos nuestros conflictos disminuirán.
Si usted no quiere cambiar buscara defectos en los demás. Si está dispuesto a cambiar, se enfocara en las similitudes. –John C. Maxwell